Mensaje del Párroco - 14 de junio de 2025

Queridos feligreses de San Martín:

Hace mucho tiempo, estudiaba administración de empresas en la Universidad de Maryland. Uno de los conceptos que estudiábamos era la sinergia, que consiste en la colaboración de los diferentes componentes de una organización para obtener mejores resultados que los componentes individuales trabajando por separado. El dicho “el todo es mayor que la suma de las partes” es otra forma de expresar la sinergia. Al celebrar el Domingo de la Trinidad, podemos pensar en Dios como una sinergia perfecta. El Padre, El Hijo y El Espíritu Santo son tres Personas distintas, pero un solo Dios; su acción, ya sea en la creación del universo, en el gobierno de la creación o en la redención del universo, está perfectamente coordinada y es fructífera.

Dado que fuimos creados a imagen y semejanza de Dios, estamos destinados al enriquecimiento mutuo y el gozo que surge al poner nuestros dones individuales al servicio de un objetivo común. A menudo vemos esto en grandes equipos deportivos, grupos artísticos, bailarines, un equipo de trabajo o una familia particularmente sanos. Hay algunas características comunes de un grupo que trabaja de esta manera: sacrificar el ego por un objetivo común; reconocer y celebrar los dones de cada uno; jerarquía de acción, de modo que uno lidera y los demás colaboran voluntariamente. También conocemos la experiencia opuesta de un equipo que no trabaja de esta manera: envidia, desorden, desconfianza, frustración.

La Iglesia, como creación de Dios, debe manifestar este aspecto de la Santísima Trinidad. El Espíritu Santo nos forma en un solo cuerpo, para que ya no seamos individuos separados. Existe una jerarquía, por lo que puede haber liderazgo, colaboración y orden. El Espíritu Santo nos da carismas o dones que usamos para edificar el cuerpo de Cristo. Cuando, como Iglesia, asumimos la tarea de la conversión diaria, nos unimos en oración y adoración, nos apoyamos y animamos mutuamente y trabajamos por la salvación de todos, entonces también experimentamos esta hermosa sinergia dada por Dios.

Unidos en la Santísima Trinidad,

P. David