Mensaje del Párroco - 17 de mayo 2025

Queridos feligreses de San Martín:

          La Iglesia se regocija con la elección de nuestro nuevo Santo Padre, el Papa León XIV. Mientras estamos inundados con toda clase de información sobre su infancia, su universidad, su equipo de béisbol favorito y demás, una de las cosas interesantes que me llamó la atención fue el motivo de su elección del nombre León. El expresó su deseo de seguir el ejemplo del Papa León XIII, quien ejerció el pontificado a finales del siglo XIX y falleció en 1903. León XIII escribió la primera encíclica social, Rerum Novarum ("Cosas nuevas"), en respuesta a las condiciones sociales derivadas de la Revolución Industrial. Nuestro Papa actual nos ve atravesando una nueva revolución social llamada la Revolución Digital. El avance de la IA, las computadoras, la tecnología y la robótica ha abierto nuevas fronteras en la existencia humana. Este rápido avance afecta a todos los aspectos de la vida humana. Sin embargo, las consideraciones morales de nuestra nueva realidad no han seguido el ritmo del avance tecnológico. Existe un inmenso peligro en poseer un gran poder sin un marco moral que proteja la dignidad humana. Somos expertos en describir qué es una nueva tecnología, pero no tanto en considerar su significado. Me interesa ver cómo el Papa León XIV aborda las dimensiones morales del mundo digital en el que vivimos.

           Mientras vivimos en medio de la Revolución Digital, creo que debemos reaprender lo que significa ser humanos. Estamos tan bombardeados con preguntas sobre eficiencia, productividad, progreso y avance/dependencia tecnológica que tendemos a olvidar nuestra naturaleza esencial. Dios nos creó a su imagen y semejanza, y por gracia nos invita a participar de su naturaleza divina. Si olvidamos nuestro origen, nuestra naturaleza y nuestro destino, estamos destinados a la desesperación a pesar del progreso tecnológico en el que vivimos. Nuestra felicidad última solo se encuentra en Dios. Como miembro de la orden agustiniana, el Papa León XIV apreciaría las palabras del gran San Agustín: “Nos has formado para ti, Señor, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti”

En Cristo,

P. David