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Mensaje del Párroco - 7 de Diciembre de 2024

Foto del escritor: St. Martin of ToursSt. Martin of Tours

Queridos feligreses de San Martín,


Este domingo es el 8 de diciembre, que normalmente es la celebración de la Inmaculada Concepción. Debido a que cae en domingo de Adviento, la Iglesia traslada la celebración de la Inmaculada Concepción al lunes 9 de diciembre de este año. El Cardenal Gregory decidió recientemente que la celebración del lunes de la Inmaculada Concepción no será un día santo de precepto, pero les insto encarecidamente a que asistan a la Misa el lunes. El Papa Pío IX confió a los Estados Unidos la protección de María bajo el título de la Inmaculada Concepción en 1847, por lo que ella es la patrona de nuestra nación. Se podría decir que esta es nuestra fiesta nacional.


Cuando María se apareció a Santa Bernardita en 1854 en Lourdes, Francia, se declaró a sí misma como la Inmaculada Concepción. Es decir, se identificó a sí misma como la que fue concebida libre del pecado original. La característica definitoria de nuestra Santísima Madre es su impecabilidad y plena posesión de la gracia del Espíritu Santo. Todas las demás gracia y virtud de María fluyen de esta gracia original. Análogamente, podríamos decir de nosotros mismos que cada aspecto virtuoso y agraciado de nuestra vida fluye de la gracia original de nuestro bautismo. En el bautismo, el abismo que nos separaba de Dios se cerró, y fuimos restaurados a la comunión con la Santísima Trinidad. El Espíritu Santo nos colmó de su vida divina, tanto que nos convertimos en templos del mismo Espíritu.


El día de nuestro bautismo nos convertimos en hijos adoptivos de Dios, y también de María. Ella es la más grande de las madres, ya que nos consuela, anima, inspira, enseña y ama incondicionalmente. Si Dios quiere, cuando entremos en el Reino de Dios después de nuestra muerte, seremos plenamente conscientes de cuánto le debemos a nuestra Santísima Virgen por su guía y protección a lo largo de nuestras vidas. Por supuesto, ella no desea ningún crédito o deshacer la atención para sí misma, pero no obstante debemos desear honrarla y venerarla tanto como sea posible. Por esta razón, y por muchas más, os animo a asistir a Misa el lunes con corazones agradecidos por el don de nuestra Santísima Madre. ¡Viva María, la Inmaculada Concepción!


En Cristo,

P. Dave


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