Queridos feligreses de San Martín:
Mi mensaje para este Domingo de Ramos y el comienzo de la Semana Santa es el mismo que todos los años: “Participen en su salvación”. San Agustín dijo: “El que nos creó sin nuestra cooperación no nos salvará sin nuestro consentimiento”. Esta semana, de una manera especial, Dios nos llama a cooperar plenamente en la obra de nuestra salvación. No somos espectadores ni nos quedamos al margen durante los acontecimientos de Semana Santa; Somos partícipes de una manera mucho más profunda de lo que podríamos imaginar. San Pablo escribe: “Con Cristo he sido crucificado; ya no soy yo quien vive, sino Cristo que vive en mí; y la vida que ahora vivo en la carne, la vivo por la fe en el Hijo de Dios, quien me amó y se entregó a sí mismo por mí”. No se me ocurre mejor manera de expresar el objetivo de la Semana Santa. Si lo vemos simplemente como un relato de eventos históricos, entonces hemos perdido el punto (“He sido crucificado con Cristo”). Esta es una semana que requiere que todos estemos presentes y activos: nuestra mente, nuestra memoria, nuestras emociones, nuestro cuerpo, nuestra voluntad, nuestra alma, nuestro corazón. Nuestra redención incluye todo nuestro ser, así que traemos todo a Cristo esta semana.
Antes de un partido importante, nuestro entrenador nos decía: “Déjalo todo en el campo”. En otras palabras, no te guardes nada; Pon todo tu corazón y alma en este juego para que no te arrepientas más adelante. Del mismo modo, te animo a que lo dejes todo en la cruz. Da todo de ti esta semana para que Dios pueda transformarlo todo a través del único acontecimiento que nos salva: la Pasión, Muerte y Resurrección de su Hijo.
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En Cristo,
P. David
